Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a si publicar o no este pequeño relato. ¿Lo enseño? ¿No lo enseño? ¿Dejo que desaparezca? Y así un día tras otro. Hasta que al final ayer me decidí: lo enseño.
Veréis, en la última Beauty Party a la que asistí y que organizó Inma de Beautyvictim, el tema central de la fiesta giraba en torno al Balneario Mondaríz y las famosas historias de amor que allí ocurrieron, como la de John III Rockefeller y Carmen Primo de Rivera, la boda de Isabel y Dionisio de Portugal, o el intenso romance entre Benito Pérez Galdos y Emilia Pardo Bazán. Y es bajo la inspiración de esté último romance de donde surge este micro relato, ya que una de las propuestas de la Beauty Party era crear toda la crónica de la fiesta bajo el hilo conductor de una de estas historias.
Lo que vais a leer lo escribí como una pequeña introducción a nuestra crónica, aunque al final por falta de tiempo y espacio no llegamos a incluirlo. Por eso hoy quiero compartirlo con vosotras, porque creo que las historias nunca se deberían perder.
Aquí lo tenéis, espero que os guste.
Un susurro, sólo eso.
El leve sonido de una bota contra la nieve blanda, el liviano susurro de la tela arrastrándose por la nieve. Desde mi ventana puedo ver sus pasos alejándose por la gran avenida al compás de la melodía de mi caja de música que parece solaparse a su caminar.
La miro y anhelo correr hacia ella, sentir la calidez de su cuerpo frente a la fría nieve. Mi mente está dividida, una parte desea correr a su encuentro y otra plasmar estos anhelos con pluma rápida para no olvidarlos, para sentirlos, para recordarlos...
Ella se aleja, sus rápidos pasos se dirigen al bosque, a su calma, a su secreto. Mi duda y mi agonía crecen, ¿debo seguirla? ¿debo confesarle lo que siento?
Busco la respuesta, busco pero no la encuentro. Y entonces la veo a ella. La bailarina. La música ya no suena, su compás se ha detenido pero ella, como en una muda respuesta a mi pregunta no pronunciada señala a mi ventana.
Vuelvo a mirar por ella, ya casi no veo a mi amada. Mis pies siguen clavados, no decido a donde deben ir mis pasos. Y de nuevo la veo a ella, en silencio, con gesto grácil, indicando mi ventana, el exterior, mi amada.
Muy bonito. Creo que muchos de los micro relatos se pierden en nuestras cabezas y son muy especiales.
ResponderEliminarYo también escribo y mucho pero no quiero publicarlos en el Blog porque no tienen nada que ver con la temática que le he dado.
Un beso.
Que bonito. Yo escribí algún relato, aunque ahora que los releeo me da algo de vergüenza porque los veo muy ñoños, pero ahí están. Y en aquel entonces, los colgué en una web donde se podían subir relatos. Besos
ResponderEliminarPues ojalá te animes a escribir más porque a mi me ha atrapado el halo de misterio que tiene y la manera de describir la escena. BESOS!
ResponderEliminarSin palabras, parece de una novela de Stell, me has encantado!!!
ResponderEliminarEspero que escribas más, largo y tendido porque me has enganchado mucho, de verdad.
Un beso!
Que tristura y que frío...
ResponderEliminarGracias por compartirlo, adoro leer pequeños fragmentos que sumergen en la historia porque no es nada fácil hacerlo en poco espacio.
Un besote!
Me ha gustado mucho el microrelato y realmente me ha transportado a ese pequeño rincón desde la ventana contemplando la nieve :) ¡Un beso!
ResponderEliminarGracias por compartirlo, me ha gustado mucho :)
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